domingo, 17 de junio de 2012

Cupcakes de frambuesa


Cupcakes de frambuesa: primer intento

Siempre me he sentido segura en la cocina. No quiero decir con esto que me considere ducha en la materia, sino que la cocina, esa habitación caliente, siempre me ha hecho sentir protegida, como probablemente debía sentirme cuando todavía me alojaba en el útero de mi madre.

Mis mejores momentos se han desarrollado en una cocina, por lo que gran parte de mis recuerdos se alojan en estas singulares habitaciones. La de mi casa, las de mis amigas, las de las amigas de mi madre. Charlas con aroma a café y sabor a dulces.  Probablemente el hecho de que las cocinas me resulten tan acogedoras tenga que ver con una en especial, la de mi abuela. Su enorme casa, con varios salones y un patio enorme siempre se ha reducido para ella a la cocina. Y que no se interprete esto mal, la casa se reducía a este espacio porque ella así lo ha querido  siempre. Yo me colaba entre mis tías y mi madre para escuchar de qué se hablaba, mientras aspiraba el olor de un tajin de membrillo, una shorba aromatizada con cilantro, un cuscús acompañado de hortalizas y cordero… Mi madre adora los perfumes y es capaz de reconocer notas de bergamota, almizcle, ámbar... con una rapidez increíble. Yo he heredado ese don, pero mis cualidades olfativas se desviaron en algún momento de mi vida y perdí el camino hacia la casa Chanel para quedarme en la cocina. Busco el olor a vainilla, azúcar y mantequilla vaya a donde vaya. Esta obsesión tiene que ver de nuevo con mi abuela y con el patio de la gran casa que se llenaba de bandejas de dulces listas para ser llevadas al horno del panadero. Sentada en algún futón en el suelo, enseñaba a las “discípulas” –primas y vecinas- que se unían para preparar delicias con las que deleitar a los invitados al evento en cuestión. Casi siempre eran bodas. Con el vestido recogido a la altura de las rodillas y con una pierna sobre la otra enseñaba a preparar rosas de mazapán con las que decorar los dulces que descansaban en el patio. Un jardín de azúcar y almendras, de brillantes rojos, rosas, amarillos... Estos recuerdos siempre me han acompañado y por eso para mí la harina, los huevos y el azúcar son algo más que ingredientes. 

Cuando comencé a leer los blogs motivo de mi envidia verde me dí cuenta de que sí hay algo que me gusta hacer, concretamente dos cosas que realmente amo y me hacen feliz: la cocina y escribir. Así que he pensado ¿por qué no? ¿Por qué no ser verdaderamente yo misma, desmelenarme y disfrutar? 

Aquí, mi primer intento de unos cupcakes. Esta repostería tan de moda e importada de Estados Unidos me parece una buena forma de comenzar a llenar el blog que espero no sea demasiado tedioso. Y si lo es, siempre podéis abandonarlo ;p. La receta es de una página  que os recomiendo, Objetivo Cupcake perfecto, de Alma (http://www.objetivocupcake.com/2011/02/receta-de-vainilla-infalible-y-un.html). Yo he utilizado la receta para preparar unos cupcakes grandes cubiertos con buttercream aromatizado con frambuesa. Pero que conste que no hace falta usar aromas artificiales, es más, si tenéis fruta fresca como fresas, frambuesas, plátano o lo que se os antoje, mejor que mejor.


 
Ingredientes para los cupcakes:
-         100 gr. de harina
-         1 cucharadita de levadura química
-         100 gr. de azúcar
-         100 gr. de mantequilla
-         2 huevo medianos
-         2 cucharadas de leche
-         2 cucharaditas de extracto de vainilla (o al gusto)

Ingredientes para el buttercream:
-         250 gr. de azúcar sin sal a temperatura ambiente (importante dejar que la mantequilla se caliente de forma natural, por nada del mundo ponerla en el microondas o al baño maría. Para acelerar el proceso aconsejo cortarla en daditos)
-         450 gr. de azúcar glas (si se quiere se puede poner un poco menos, pero no mucho, pues es el azúcar glas el que da consistencia al buttercream, o lo que es lo mismo, el que le da cuerpo)
-         1 cucharadita de extracto de vainilla
-         2 cucharaditas de extracto de frambuesa (o la fruta que prefiráis)
-         Una pizca de sal

Elaboración de los cupcakes:

Es imprescindible antes de empezar poner algo de música, algo que os guste. Yo para el inicio de mi aventura cocinero-bloguera he decidido abrir con una canción que me llena de positividad, se trata de Ease on down the road. Una canción de la primera película, musical, de Michael Jackson: The Wiz. Es del año 1978 y compartía cartel con Diana Ross, Nipsey Russel y Ted Ross, entre otros. Motivos: amo a Michael Jackson, como sabréis los que me concéis, y además creo que el estribillo puede ser un buen motor para impulsarme en esto: "Ease on down the road, don't you carry nothing that might be a load" o lo que es lo mismo ", hay que atreverse a tomar el camino sin miedo (en el caso de la película, el de las baldosas amarillas hacia Oz) y a no cargar con ningún peso que pueda importunarnos. Y eso quiero con este blog, ir ligera de equipaje para disfrutar :)

 

Precalentar el horno a 180º, si tenéis ventilador a 160º, diez minutos antes de que introduzcáis los cupcakes.

Preparar las cápsulas de los cupcakes en la bandeja (bandejas para cupcakes).

Comenzaremos por batir la mantequilla con  el azúcar (normal, el granulado) hasta que la mezcla esté cremosa y adquiera un color blanquecino. Tras esto, añadiremos los dos huevos M uno por uno, es decir, añadimos un huevo y después batimos bien, para añadir el otro y volver a batir. Posteriormente incorporaremos la harina, con la levadura –previamente tamizadas para evitar los molestos grumos que se pueden formar en la masa- y a continuación la leche a la que habremos añadido la vainilla. Cuando lo hayamos batido todo bien, colocaremos la masa en los papelitos o cápsulas y hornearemos durante entre 20 y 25 minutos. Para saber que los cupcakes están listos tendréis que introducir un palillo de dientes en el centro de uno de ellos y si sale limpio es que ya están.

Nota: es muy importante que no hagáis la operación del palillo antes de que hayan pasado unos dieciocho minutos porque si no podrán desinflarse los dulces y adoptarán una forma un poco “raruna”.

Cuando ya estén listos, los dejaremos reposar en el horno durante cinco minutos y no más. Después los sacaremos y los colocaremos sobre una rejilla para que se enfríen. Yo por ejemplo no tengo rejilla, así que los dejo en la mesa de la cocina sobre la rejilla que trae mi horno. Hay que dejar que enfríen bien porque no podremos cubrir con buttercream si están templados o se derretirá la cobertura y nos quedarán unos churros de cuidado :D.


Para preparar el buttecream:

Poner en un bol la mantequilla cortada en dados, el azúcar glas y batir. En este momento hay que tener un poco de cuidado porque el azúcar glas formará una nube y os sentiréis en Laponia, pero no os asustéis, sólo es el primer momento. Cuando la mezcla esté cremosa, añadid la leche con el aroma y seguid batiendo. Finalmente poned la pizca de sal. Cuando ya esté listo tenéis dos opciones:
a)     Colocar en una manga pastelera
b)  Si no tenéis manga pastelera podéis untar el buttercream con una paleta o, en su defecto, con un cuchillo para mantequilla

Yo he usado una manga pastelera de las desechables porque son muy cómodas con una boquilla de la marca Wilton 1M. Es una boquilla muy recomendable porque logra que inexpertas como yo consigan un buttercream con una forma tan respetable como la que se ve en las fotos. Para ello tenéis que comenzar poniendo la boquilla en el centro del cupcake y desde allí formar una espiral hacia afuera. También he espolvoreado brillantina color lavanda de Squires Kitchen, concretamente Fairy Magic Sparkles y unas perlas de azúcar rosa nacar de Edible Decorations.

Los que lo hagáis con cuchillo, untad como os plazca, que para eso es vuestra pequeña creación y lo importante es comeeeeeeer.

Por último, pedir disculpas por la mala calidad de las fotos y porque no he puesto imágenes de todo el proceso, pero lo cierto es que estas fotos ya las tenía y no sabía que iba a subirlas al blog. Así que, prometo ser más aplicada. Gracias por leerme y besos de azúcar.